José Eloy Alfaro Delgado, fue Presidente de la República del Ecuador en dos ocasiones en períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a 1911, general de División del Ejército del Ecuador desde 1895 y líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 - 1924). Por su rol central en las batallas de la revolución y por haber combatido al conservadurismo por casi 30 años, es conocido como el Viejo Luchador.
Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicos desde los años 60 del siglo XIX, pero la fuerzas revolucionarias lo nombraron Jefe Supremo de las provincias de Manabí y Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883, lo cual duró hasta el 11 de octubre del mismo año, cuando fue organizado un gobierno provisional que restauró el conservadurismo en el poder. Alfaro se había convertido en uno de los grandes opositores del presidente Gabriel García Moreno y de su línea conservadora que siguió en el poder incluso después de su muerte.
El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente Constitucional hasta el 1 de septiembre de 1901, con lo cual entre sus principales logros estuvo la separación entre iglesia y Estado.
Después del cese de sus funciones, durante el gobierno de Emilio Estrada Carmona, Alfaro cuestionó severamente la administración del Presidente y pronto los coidearios de Alfaro, empezaron a organizar una serie de sublevaciones militares. Alfaro fue desterrado a Panamá durante el gobierno interino de Carlos Freile Zaldumbide. El 4 de enero de 1912 volvió al país y pronto se propuso dialogar con el Gobierno, sin embargo, el general Leónidas Plaza lo encarceló. El 28 de enero de 1912, una multitud de personas en Quito, influenciadas por placistas y conservadores, ingresaron a la cárcel donde estaban detenidos Alfaro, sus familiares, y amigos, y después de un linchamiento, arrastraron los cuerpos de los líderes liberales por las calles de Quito hasta el parque El Ejido y finalmente los incineraron.
Se considera que su legado más importante fue la defensa de los valores democráticos, la unidad nacional y la integridad territorial del Ecuador, del laicismo y la modernización de la sociedad ecuatoriana, por medio de nuevas ideas, de la educación y de sistemas de transporte y comunicación. Alfaro es considerado en la historia del Ecuador como uno de los caudillos más sobresalientes.
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